Estoy
dando un paseo por el campo y veo que en la orilla de los caminos hay zarzas de
moras y también endrinos. Algunos están entremezclados y, mientras como algunas
moras muy dulces, intercalo alguna endrina para volver a sorprenderme con su
contraste seco, astringente y todavía ácido aunque ya sea otoño. Más adelante
veo varios endrinos cargados de fruta: se ve que este año hay muchos arañones,
como les llamamos en Navarra. Y así, de improviso, tomo mi decisión: este año
haré pacharán.
Como
tengo cerca el coche primero cojo la cesta que en esta temporada llevo en el
maletero para recoger setas: seguro que las endrinas agradecerán los mismos
cuidados que dedico a los hongos para que no se rompan. Al cabo de un rato
recogiendo endrinas noto el peso en la cesta y calculo que habré recogido entre
dos y tres kilos, más que suficiente para los 12 litros de pacharán que
pretendo hacer. Así que dejo en los arbustos las endrinas que quedan, tampoco
es cuestión de seguir arañándose por nada, y paso un rato cogiendo moras que
están dulcísimas en el inicio del otoño y seguro que la familia las aprecia
como postre.