Me encanta hacer la compra y los días que estoy relajado le dedico un buen rato para
hacerla con calma. Procuro ir a supermercados bien surtidos y comparo
diferentes marcas conocidas, también marcas blancas. Con éstas suelo practicar
un “juego” para investigar acerca del elaborador de cada producto de la gama
blanca del supermercado en cuestión. Para ello busco los datos de registro
sanitario y número de embotellador porque en ellos se identifica la provincia
de elaboración. Para dar el siguiente paso es necesario tener una idea de los
fabricantes de ese producto que puede haber en esa provincia, buscarlos en el
lineal y comprobar si el número de registro es el mismo. Así puedes comprar un
producto de línea blanca de la misma calidad que el de marca por menor precio…
siempre que el fabricante haya puesto lo mismo en sus dos líneas de producto,
algo que, sinceramente, yo nunca haría si fuese el dueño de una marca de
prestigio.