Bueno,
hoy toca terminar mi pacharán porque este fin de semana es el cumpleaños del
cuñado y siempre aprovechamos la celebración para probarlo toda la familia. Así
que vacío mis frascos sobre el embudo con el trapo para filtrarlo, lleno las
botellas y lo pruebo para no llevarme ninguna sorpresa el domingo. Doy un sorbo
y... decepción: está distinto que otros años, noto como un picor en la
lengua... ¡está muy ácido!
Y
claro, ya me imagino a mi cuñado: Acuérdate que ya te dije que cogías los
arañones demasiado pronto, que iban a estar muy verdes... Como para no
recordarlo, no me lo dijo veces ni nada. Pero yo no le hice ni caso: Que este
verano ha hecho mucho calor y a primeros de septiembre ya están como otros años
en octubre, hasta blanditos se están quedando. Y él que no: Si están blandos es
por el calor que hace, pero en realidad están más verdes que otros años, es lo
mismo que está ocurriendo con la uva y todas las bodegas están retrasando la
vendimia. Pero yo ni caso, eh? Porque mi cuñado siempre va de listo y en
realidad sólo habla de oídas.
El
caso es que sea por lo que sea el pacharán está ácido y este domingo tiene que
estar perfecto para no aguantar otra vez lo de que las endrinas estaban verdes.
Pero claro, si tiene mucha acidez, ¿cómo se la quito yo ahora?