Pacharán BEREZKO: me lo merezco

Los amigos han insistido en que vayamos a ver bodegas y a ello hemos tenido que dedicar el fin de semana. Me gusta el vino, y bastante, pero esta afición a visitar bodegas es que no llego a entenderla: a mí de las bodegas lo que me gusta es el vino y no necesito estar donde lo hacen para disfrutarlo.
El caso es que estamos visitando Bodegas Ramón Bilbao, la tercera bodega del fin de semana en Haro, y al salir de ella descubro en la vinoteca una botella de pacharán cuya marca, Berezko Patxarana, me resulta desconocida. Me llama tanto la atención su imagen que la cojo casi con precaución: y es que estas botellas tan llamativas, ya sean de vino o de licores, suelen acabar en nada, como los fuegos artificiales.
Ya en la mano me gusta el tacto de la botella, su color, el diseño de la etiqueta… ¿amor a primera vista… o simple atracción? Leo en su etiqueta la añada y el número de la botella. Me parece muy interesante marcar la añada, 2015 en este caso, ya que todos sabemos que el pacharán es, como los vinos jóvenes, un producto de año y por esta razón la añada debería ser una información necesaria. Menos interesante me parece el número de botella, y es que no creo que sea importante saber que te estás bebiendo la 1.851 en lugar de la 2.134.
Me resulta ya necesario ver qué esconde su negro vidrio, y eso a pesar de que sigo recordando lo fugaz del brillo de los fuegos de artificio. Así que me la llevo a casa junto a algunas botellas de vino sin asustarme de los 13,6 €  que cuesta.
Ya en casa casi no puedo esperar a probarlo pero me obligo a mantener la botella en el frigorífico por lo menos un par de horas para que pierda el calor del coche. Con la botella refrescada sirvo en la copa y no puedo dejar de sorprenderme con el color y la apreciable densidad que el pacharán delata al caer. Un color rojo guinda, muy intenso y… muy rojo, no encuentro otras palabras en mi escaso vocabulario de colores para describirlo. Buena añada el 2015, seguro que sí… al menos en la botella 1.851 de Berezko Patxarana.
Llevo la copa a la nariz y aprecio un aroma intensamente afrutado con el anisado prácticamente ausente, muy inferior desde luego al de mi pacharán casero. Aroma muy limpio y maduro que me anima a darle un sorbo. La entrada en boca es espectacular: fresco y sabroso, denso… pero no dulce. Tras el trago se queda en mi boca la sensación de haber mordido una endrina muy madura: una apreciable astringencia que estimula la salivación y hace más destacable el aroma de los arañones, una presencia que permanece mucho tiempo en mi boca.
Tomo la botella y vuelve a gustarme su tacto, su negro color, el contraste de sus letras blancas y, con el recuerdo de endrinas en mi boca, pienso que esta es una de esas pocas ocasiones en las que nada defrauda: porque el sabor del pacharán sigue en mi boca, como un fuego natural que no se apaga.
Con la agradable sensación de endrinas en mi boca voy sintiendo más lejano el cansancio de las visitas a las bodegas durante el fin de semana. Y mientras disfruto la copa de mi pacharán Berezko a pequeños sorbos, como a mí me gusta, pienso: sí, me lo merezko.
Datos:            
Berezko Patxarana
Pacharán Navarro IGP
28% vol
DZ Licores
Dicastillo  -NAVARRA-
Web: www.berezko.es