Hacer pacharán casero: un ejercicio de paciencia

A través de los comentarios de Facebook nos envía nuestro amigo pacharanero Jesús esta foto de su pacharán casero macerando y el texto “Ahí lo tengo, esperando”.

Y esa palabra, esperando, nos lleva a la reflexión. 

Porque qué poco aficionados somos ya a ese verbo, esperar: vemos cualquier cola y ya nos desespera ya sea en la consulta del médico, en la carnicería o en la oficina de hacienda. Vivimos en la cultura de lo inmediato: en cuanto pensamos comprar algo lo pedimos por Amazon para tenerlo al día siguiente. Queremos comer bien y, en lugar de ir al mercado a comprar carne y verduras para un buen guiso, nos vamos directos al restaurante. 

Por eso hacer pacharán casero parece ser ir a contracorriente porque, como dice Jesús, hay que esperar. Recogemos las endrinas, las ponemos a macerar en el anisado y hay que echarle paciencia: tendrán que pasar tres meses para que podamos probar el resultado.

El tercer ingrediente del pacharán casero


Hacer pacharán casero es una cosa muy sencilla. Lo explicaba al hablar de la receta del pacharán cuando me acordaba de la receta del pollo frito que me pedía mi amigo Roberto. Y es que son muy parecidas: las dos tienen únicamente dos ingredientes. Pollo y aceite. Endrinas y anís. 

Pero claro, los buenos pacharaneros sabemos que no es así. Por supuesto que hay otro ingrediente para el pacharán casero!

Aunque muchos se equivocan: lo buscan en la canela, en unos granos de café. Otros creen encontrarlo en el orujo, incluso en unas peladuras de naranja… 

La lista de candidatos para el tercer ingrediente es larga, y mira que es sencillo cuando lo conoces. Pero es que solemos complicarnos buscando lejos lo que en realidad teníamos muy a mano. 

Y cuál es ese ingrediente que tenemos cerca y es fundamental para hacer el mejor pacharan casero? Pues fíjate, es el mismo ingrediente que hace que tu pueblo, soso para quienes lo visitan, sea para ti el mejor del mundo. El que hace que veas a tu hijo, antipático y borde para vecinos e incluso familia, como el mejor de los hijos soñados. 

Sí: el tercer ingrediente es el cariño. Y si lo pones cuando preparas tu propio anisado. Cuando seleccionas tus endrinas. Cuando te acuerdas de moverlas todos los días. Cuando terminas la maceración en el momento adecuado y dejas una copa a los reyes magos. Si has invertido todo ese cariño, tendrás el mejor pacharan.  

Y es curioso: en esto sí que estarán de acuerdo familia y amigos. 


Si quieres un buen pacharán casero: ¡MUEVE TUS ENDRINAS!



Los que sumamos cierta edad recordamos a Burning cantando “mueve tus caderas, cuando todo vaya mal, mueve tus caderas, adelante y atrás”. Pues bien, ¡algo irá mal si no mueves tus endrinas! 

La elaboración de pacharán es una maceración de las endrinas en anisado. Dicho de otra forma, una extracción de las características de las endrinas por el anisado, fundamentalmente gracias al alcohol, que es un gran disolvente. 

Pero el alcohol en realidad tiene dos funciones. Primero, cierto,  es el agente extractor, y una graduación alta hace que cumpla esta función mejor y de una forma más completa. De ahí nuestra insistencia en recomendarte que utilices un anisado de 32% alcohol; como no podrás comprarlo, hazlo según nuestra receta cómo preparar anisado para pacharán.

La segunda misión es la conservación, y ésta se cumple siempre que el grado alcohólico se mantenga por encima del 16%, algo que tenemos asegurado si partimos de un anisado del 32%.

Pero… ¿está tan claro que lo tenemos asegurado?