Llevo
unos meses disfrutando de la serie Boardwalk Empire. Para quien no la conozca
es una estupenda serie basada en la época de la ley seca en Atlantic City. Nos
muestra la interconexión que entonces (¿sólo entonces?) había entre política,
mafia, negocios, jueces, extorsión … Una serie muy fiel a la historia y a la
que la interpretación de sus actores (desde Nucky
Thompson, el político y gángster que borda Steve Buscemi hasta Nelson, el atormentado agente federal al
que da vida Michael Shanon) hace que parezca que estemos asistiendo a la
historia tal y como ocurrió.
Con
la trama de la serie en mi cabeza leo en El
País la noticia que relata el desmantelamiento de una red de contrabando de
alcoholes que operaba en Galicia. Leo el artículo y me quedo impresionado: no
relata una historia de los tiempos de la ley seca que relata la serie, como
podría parecer, sino del libre mercado de alcoholes del 2014. Y sin embargo ahí
están los movimientos de alcohol en transportes ilegales, durante la noche y
cruzando fronteras. Los depósitos de plástico para guardar, mezclar y adulterar
los alcoholes. Las cutres instalaciones en bajeras y cobertizos para llenar
botellas y garrafas a mano. Las armas para defender las rutas de suministro y
para ayudar a comprar o cerrar bocas.
Y
toda esta recreación de Boardwalk Empire en la Galicia de hoy en día, ¿por qué?
¿para qué? Si es legal la venta de alcohol: lo podemos comprar en cualquier
supermercado, nos lo sirven en los bares y, para la sorpresa de cualquier
europeo, hasta en panaderías, pastelerías y chiquiparques. ¿Por qué, para qué
es necesario traficar con alcohol?