Visito con un amigo un cash de hostelería, esos supermercados dedicados a la
venta de productos para los hosteleros a las que sólo se puede entrar con una
tarjeta que acredite la pertenencia al gremio.
Doy
una vuelta y me sorprendo por la variedad del surtido que encuentro: productos
frescos, congelados y una gran variedad de marcas de conservas, vinos y licores.
Me parece que hay más variedad que en muchos supermercados, sobre todo ahora
que impera la moda de reducir las marcas a la blanca y a unas pocas
comerciales.
Cuando
estoy en la zona de licores busco la dedicada al pacharán y mi sorpresa aumenta
al encontrarme, entre las marcas conocidas, un gran número de garrafas de
plástico de 3 litros con marcas que, a pesar de mi gran afición al pacharán,
nunca antes había visto.
Y
claro, me pregunto: ¿cuál es el uso que los hosteleros darán a estas garrafas?
Acaban de prohibir el rellenado de aceiteras en los restaurantes y, en alguno
de los artículos que leí sobre el tema, decían que el trasvase y rellenado de
licores lleva muchos años prohibido. Entonces, ¿qué hacen con las garrafas de
pacharán? Yo desde luego nunca he visto servir una copa de pacharán desde una
garrafa en ningún bar ni restaurante.
También
me pregunto, ¿ocurrirá sólo con el pacharán? Observo con más detalle los
lineales de venta y enseguida veo garrafas de orujo, de licor de hierbas, de
ron, de brandy, de vermouth…
Y
salgo del cash apenado porque, si no me equivoco, todo parece indicar que estamos
volviendo a aquellos tiempos del garrafón que ya creíamos superados y reducidos
al recuerdo de las grandes resacas que nos hicieron padecer.