Diario de un endrino: Marzo


Dejábamos al endrino a finales de febrero preparando sus yemas para brotar, incluso veíamos alguna flor despistada que se abría una mañana soleada y cálida, engañosamente primaveral.
Y así pasa el endrino casi todo el mes de marzo: preparándose para llegar al día 21, primer día de la primavera, listo para florecer. Y es que el endrino siempre llega puntual a su cita y la última semana de marzo lo encontramos con sus ramas y espinas adornadas con pequeñas y delicadas flores blancas. Porque es la flor del endrino la que, todos los años, nos anuncia la llegada de la primavera.

Descracia


Sentado en mi sillón disfruto de lo que llamo mi momento pacharán: escucho música tomando mi copa de pacharán a pequeños sorbos, como a mí me gusta.
Y pienso que es curioso cómo puedo expresar diferentes estados de ánimo cuando tomo mi copa de pacharán. Hay quien me dice que me pongo melancólico, empeñado en que el aroma del pacharán me trae tantos recuerdos. Tengo por ahí un amigo que insiste en que me pongo poético. La familia, algunas tardes, me dice que me pongo simpático.

Primavera de pacharanes



¡Por fin llegó la primavera! Da igual que el invierno sea suave o duro,  siempre se me hace muy largo y espero con impaciencia los primeros días en que puedo sentir el calor del sol.

Tierra Estella: La tierra del pacharán


Hoy la hora de la digestión me ha encontrado en Estella y por eso estoy tomándome mi copa del digestivo pacharán en un bar con terraza a la Plaza de los Fueros. Le pido al camarero una copa de pacharán navarro y le pregunto si tiene alguno de la zona. Veo que me mira con cara de sorpresa y me responde que claro que tiene de la zona, como si no hubiera donde elegir. Y mientras escoge una llamativa botella negra con letras blancas me explica que el pacharán que me sirve está elaborado muy cerca, a 10 kilómetros, pero que hay otras dos bodegas en la zona que también elaboran.

Minijobs


Hoy llego al bar a mi hora habitual y me sorprende encontrar tanta gente. Y me alegro por el bar, sé que llegan mal a fin de mes por culpa del menor consumo ocasionado por la crisis, aunque después veo con fastidio que los periódicos están ocupados. Por eso cojo mi copa de pacharán y me voy al fondo de la barra, allí sé que se amontonan números atrasados de revistas y periódicos.
Elijo un periódico  y comienzo a ojearlo sin mirar la fecha. La verdad es que no parece muy atrasado, hasta las noticias de primera página se parecen mucho a las actuales. Hablan de las reuniones dobles, hasta triples, de algunos órganos de gestión de Caja Navarra.

Pacharán: consumo responsable


Tomando un café mientras me sirven una copa de pacharán navarro charlo con Javier, compañero de barra recientemente jubilado. Al oírme pedir un pacharán comienza a contarme sus recuerdos de juventud, cuando madre le daba pacharán como jarabe para el estómago. Y cómo simulaba dolor de estómago para que madre, engañada, le diera una cucharada de licor.

Mea culpa



Esta noche no estoy disfrutando mucho de mi momento pacharán: estoy tan agotado que ni los dulces sorbos de pacharán consiguen relajarme.
El cansancio viene de ayer, me fui a la cama esperando dormirme rápidamente para después pasarme casi toda la noche en vela. La culpa la tuvo, claro, mi error: sólo a mi se me ocurre preguntarle a aquella mujer por su embarazo, como si no pudiera estar entradita en carnes simplemente por gusto de comer. Y claro, me voy a la cama y comienzo a recordarlo, hasta me vuelve la temperatura a la cara como cuando, al ver su sorpresa, noté cómo enrojecía y tartamudeaba una imposible salida a la estúpida situación.

El pacharán combina


Estoy de nuevo en la barra de un bar después de cenar disfrutando mi copa de pacharán navarro a pequeños sorbos, como a mí me gusta. Y otra vez “sin querer” escucho la conversación de mis vecinos de barra: al parecer varios de ellos están de acuerdo en que el pacharán no combina bien y por eso están pidiendo tragos largos de bebidas internacionales.