Estoy
de nuevo en la barra de un bar después de cenar disfrutando mi copa de pacharán
navarro a pequeños sorbos, como a mí me gusta. Y otra vez “sin querer”
escucho la conversación de mis vecinos de barra: al parecer varios de ellos
están de acuerdo en que el pacharán no combina bien y por eso están pidiendo
tragos largos de bebidas internacionales.
Enseguida
dejo de escucharles, quizás por eso, me resulta inevitable recordar todo lo que
con tanta atención escuché acerca de cocktelería con pacharán hace unos días.
Ese día me colé en una clase del presidente de la Asociación de Barman de
Navarra en la que formaba a propietarios y camareros de varios bares de
Pamplona para la elaboración de eso que a mis vecinos de barra les parece
imposible: combinados y cocktails basados
en el pacharán.
En
primer lugar Carlos nos explica cómo tiene que ser el pacharán: Navarro, por
supuesto, con el logo del Consejo Regulador. Nunca utilicéis frascas, nos dice:
las frascas rellenadas son cutres e ilegales, todo los licores que se utilizan
en un bar tienen que estar etiquetados y llevar su precinta. Nunca, tampoco, debería
haber en un bar que se precie esas imitaciones de pacharán que llaman licor de
endrinas. En esto no me pilló por
sorpresa: hace tiempo que sé que sólo son pacharanes adulterados mediante la
adición de un 20% de agua para rebajar su grado y, evidentemente, aumentar el beneficio
de quien los vende.
Inmediatamente
después comienza su lección sobre las formas de combinar el pacharán. Utiliza zumo
de lima con azúcar y menta para hacer en menos de un minuto un mojito impresionante,
tanto por su llamativo color como por su sabor.
También
combina el pacharán navarro con leche condensada para hacer un cocktail
cremoso, denso y dulce que después complementa con un toque de polvo de cacao.
Y
no podía faltar el tradicional butanito que hoy nos prepara con zumo de naranja
natural. Idea muy acertada, pensé, para estos días fríos en los que no
necesitamos las burbujas de carbónico del tradicional porque no hay ningún
calor que refrescar.
Disfrutando
en mi recuerdo del sabor de los combinados de pacharán observo esta noche a mis
compañeros de barra con sus copas llenas de hielos, agua tónica y un golpe de alcohol
inglés y pienso que es una lástima que no
sepan lo que se pierden.
Por eso espero con ilusión a que los discípulos de Carlos comiencen a demostrarnos a
todos que sí, por supuesto: el pacharán combina. Y tiene su punto.