Felicidades



Felicidades: has conseguido terminar el 2012. Y ya es suficiente para felicitarte porque nos lo habían puesto muy difícil: la crisis que no iba a parar de aumentar, despidos y desahucios amenazándonos, la sanidad que estaba claro que iba a seguir empeorando, bajadas de sueldo y pérdida de paga de extra, más ajustes para las ayudas sociales… y además no podíamos confiarnos porque si conseguíamos llegar a diciembre resulta que justo al final del año, el 21 de diciembre, nos anunciaban el fin del mundo. 
Y aquí estamos: a pesar de las crisis e incluso a pesar del supuesto fin del mundo… ¿No es para que nos felicitemos?
En lo que al año próximo respecta por ahora no hay mucho que felicitar: más crisis, paro, recortes salariales… Y si resumo en economía es porque siempre en las encuestas lo que más preocupa a la gente son los aspectos económicos de sus vidas, y seguro que en esto sí que aciertan porque si todos tuviéramos el amor y la honradez como principales preocupaciones, no estaríamos en las que estamos, digo yo…

Pacharán y navidad



Las navidades nos traen recuerdos a todos: el árbol de Navidad, el pavo, los turrones. Los recuerdos pueden llegar a rivalizar entre sí: los Reyes Magos, el señor Noël, el Olentzero…

Ensalada de salmón con agridulce de pacharán



Las comidas y cenas familiares de celebración cada vez están más basadas en las proteínas: tendemos a desterrar las verduras a las comidas de diario y sólo las ensaladas entran a equilibrar algo estas pantagruélicas comidas.
La ensalada que hoy os propongo os puede ayudar a incluir algo de fibra en estas comidas y cenas aportando a la vez un toque original con una salsa muy navarra.
Ingredientes
. salmón ahumado
. ensalada preparada (brotes tiernos, por ejemplo)
. 1 naranja
. hojas frescas de albahaca
. pacharán navarro
. aceite, vinagre, sal

Elaboración
1.    Agridulce de pacharán. Cortamos la piel de la naranja con un cuchillo afilado dejando todo lo blanco en la naranja. Cortamos en tiras los trozos de piel y las colocamos en una cazuela junto con el pacharán (1 copa por persona). Ponemos al fuego medio-bajo (potencia 4 sobre 9) y llevamos a hervor removiendo de vez en cuando. Lo mantenemos hasta que se reduzca el volumen del pacharán a una cuarta parte. Dejamos enfriar y añadimos aceite y vinagre al gusto, entonces agitamos con un tenedor para ligar el agridulce.
2.    Colocamos la lechuga en el plato y cortamos unas hojas de albahaca por encima. La albahaca aporta aroma y frescor a la ensalada aunque podemos prescindir de ella.
3.    Cortamos el salmón ahumado y distribuimos sobre la ensalada.
4.    Con una cuchara distribuimos la salsa y las tiras de cáscara de naranja. Salamos al gusto.

Cumpleaño


Sí, hoy 22 de diciembre, primer día de un nuevo mundo según los Mayas, El blog del pacharán cumple un año. Vaya sorpresa, qué rápido ha pasado el tiempo.
Claro que para muchos será más sorprendente todavía porque, salvo los cuatro lectores iniciales de mi familia, el resto os habéis ido incorporando bastante más tarde.  Pero sí, hace un año estrenaba el blog informando a mis cuatro primeros lectores de un sorprendente hallazgo: la suerte existe.

Pacharán ¿casero?



Hoy he comido en uno de los mejores restaurantes de Pamplona con un grupo de amigos. Me lo han recomendado por ser uno de los más representativos de la cocina tradicional navarra y bien que se nota por cómo hacen gala de los productos navarros.

Bizcocho de pacharán



Hace ya algún tiempo un amigo, conocedor de mi pasión por el pacharán a cualquier hora, me dijo que sólo me faltaba tomarlo para desayunar. Así que el fin de semana siguiente le sorprendí llevándole este bizcocho para que lo tomara en el desayuno.
Es un bizcocho sorprendente por la estupenda combinación del sabor del pacharán con la naranja y, aunque es estupendo para desayunar, en realidad yo lo disfruto mucho más con el café después de comer. En ese caso lo coloco troceado sobre un plato y lo riego con un buen chorro de pacharán. El resultado es espectacular porque al emborracharlo de pacharán la mezcla de sabores es más impactante.


Ingredientes

. 3 huevos
. azúcar
. 1 yogur
. 1 sobre de levadura
. 2 naranjas
. harina
. aceite de oliva
. Pacharán Navarro (buscad el sello de garantía y que esté hecho con arañones navarros)
Elaboración

1.    Batir los tres huevos con una pizca de sal y añadir dos envases de yogur llenos de azúcar. Montar los huevos con la varilla (lleva unos 10 minutos) hace que el bizcocho suba mejor y quede más hueco.
2.    Continuar agitando y añadir el yogur y la levadura.
3.    Usar el envase para medir los demás ingredientes: 4 envases de harina, medio de oliva, uno de Pacharán Navarro. Añadir la harina tamizándola con un colador también hace que el bizcocho quede más hueco.
4.    Rallar la cáscara de las dos naranjas. Yo suelo cortar la piel dejando todo lo blanco en la naranja y luego la corto en tiras con un cuchillo. Creo que queda mejor, pero la verdad es que lo hago por una mala experiencia con el rallador.
5.    Mezclar bien y colocar en un molde untado de aceite. Lo ideal es que el molde sea alto y rectangular: si ponemos la masa en una capa alta quedarán más burbujas atrapadas y el bizcocho subirá más. Al tener poca superficie se mantendrá más alto y nunca se hundirá por el centro.
6.    Poner en el horno sin precalentar a una temperatura de 40 grados durante media hora. Esto hará que la levadura tenga más tiempo para actuar.
7.    Subir la temperatura a 160 grados (con temperatura superior e inferior) y mantener durante otra media hora.
8.    Abrir ligeramente el horno y dejar enfriar.
9.    Sacar del molde, cortar rodajas y trocearlas en un plato para emborracharlas ligeramente con Pacharán Navarro.

El pacharán tiene logo


Terminamos la comida familiar y ocurre lo de siempre: los niños huyen de la mesa al sofá a jugar con la electrónica mientras los demás, los adultos, nos quedamos en la mesa tomando una copa de pacharán navarro.

Peligro: no comparar


Estoy en la cama despierto; me he despertado al poco de dormirme y estoy intentando recuperar el sueño. Entonces comienzo a escuchar gemidos y enseguida me doy cuenta de que es una vecina expresando su placer en voz alta. Y me pasa lo que suele ocurrirme cuando me descubro escuchando una conversación ajena: me quedo quieto, como si al moverme pudiera hacer algún ruido que ellos advirtieran. Para escuchar ruidos están estos, pienso, dándome cuenta de lo absurdo de mi reacción.