Felicidades:
has conseguido terminar el 2012. Y ya es suficiente para felicitarte porque nos
lo habían puesto muy difícil: la crisis que no iba a parar de aumentar, despidos
y desahucios amenazándonos, la sanidad que estaba claro que iba a seguir
empeorando, bajadas de sueldo y pérdida de paga de extra, más ajustes para las
ayudas sociales… y además no podíamos confiarnos porque si conseguíamos llegar
a diciembre resulta que justo al final del año, el 21 de diciembre, nos
anunciaban el fin del mundo.
Y
aquí estamos: a pesar de las crisis e incluso a pesar del supuesto fin del
mundo… ¿No es para que nos felicitemos?
En
lo que al año próximo respecta por ahora no hay mucho que felicitar: más
crisis, paro, recortes salariales… Y si resumo en economía es porque siempre en
las encuestas lo que más preocupa a la gente son los aspectos económicos de sus
vidas, y seguro que en esto sí que aciertan porque si todos tuviéramos
el amor y la honradez como principales preocupaciones, no estaríamos en las que
estamos, digo yo…
Por
lo menos este año no anuncian fin del mundo, pensaréis, pero no os fiéis: los
agoreros estaban demasiado seguros con lo de los Mayas, pero enseguida se
recuperarán y cogerán energías al darse cuenta de que este año termina en 13… y
hacía por lo menos 100 años desde que esto ocurrió por última vez, si no me
falla la memoria.
Así
que me doy cuenta de que, con esta proyección, el año próximo podría repetir la
felicitación: felicidades por terminar el 2013. Y entonces me acuerdo de la
ocurrencia de Daniel en la nochevieja de hace algunos años. Antes de las
campanadas se le ocurrió decir: Y por qué no nos saltamos el próximo año y
brindamos ya por el siguiente. Por supuesto al principio a todos pareció una
gracia pero durante el año, que poco después inevitablemente comenzó, tuvimos
la mala fortuna de recordarlo varias veces por lo acertado de la premonición:
fue mal año para la familia y, tal vez, habría sido mejor saltárselo enterito.
No
sé, quizás debería recuperar esa idea y ofrecer un brindis por el 2014: a fin
de cuentas los expertos insisten en que ése, y no el próximo, será el bueno. El
año de la recuperación económica, nos anuncian, de la creación de empleo, recuperación de la inversión...
Pero
no, no debemos ceder al desaliento y tendremos que tratar de sacar provecho a
este año. En mi caso, como ya veis que no soy muy optimista, sí que he decido
no gastar mucho en proyectos y reciclar mis compromisos del año anterior. ¡Pero
si están ya usados! pensará alguno. Pues qué va, están tan poco usados que casi
los podría devolver si encontrara el ticket.
Eso
sí, me comprometo a usarlos y desgastarlos durante este año porque, si los
expertos tienen más acierto que los agoreros, el 2014 sí que será bueno y para
ese año pienso estrenar compromisos, proyectos y, si fuera menester, ropa
interior del color que me recomienden en el telediario.
Feliz
tránsito al 2014.