Y
estamos tomando nuestra copa cuando surge la pregunta de si somos de Reyes. de Olentzero o de
Papá Noel y alguien comenta que el último es una invención de marketing, que incluso
Coca Cola le cambió el color desde su verde original al actual rojo y blanco.
Me sorprende mucho oír esto pero, al ver que los compañeros a mi alrededor
conocen la historia, prefiero no evidenciar mi ignorancia sobre tan importante
asunto y dejo para otro momento la solución a las dudas que esto me plantea.
Y
es hoy cuando, justo antes de que llegue la noche de Navidad, decido aprovechar
mi momento pacharán para indagar sobre ello leyendo páginas en internet entre
sorbo y sorbo de pacharán. Me encuentro en primer lugar con la historia de San Nicolás de Bari en lo que se supone es el
inicio de la leyenda de Papá Noel. Nicolás, nacido ¡en el año 280! en la actual
Turquía, se convirtió en obispo de Mira y fue muy querido por sus buenas
acciones, muchas de ellas a favor de los niños. Además de varios milagros se le
adjudica la entrega en secreto de monedas de oro a niñas que no disponían de la
dote suficiente para casarse. La forma de entrega ya resulta familiar: entraba a
escondidas por la ventana y ponía las monedas en los calcetines de las niñas, que
colgaban en la chimenea para secarlos.