El
color de los productos naturales es muy sensible a las oxidaciones, sobre todo
el que proviene de antocianos, la materia colorante presente en la uva,
ciruelas, arañones y casi todos los frutos rojos. Esta materia tiene un color
rojo vivo, casi rosa, cuando está presente en la piel de los frutos y así pasa
al vino, al pacharán, a las mermeladas... en el momento en que elaboramos estos
productos a partir de las frutas.
La
inestabilidad del color la podemos comprobar incluso durante los primeros meses
después de la elaboración: en el caso del pacharán el color tras tres meses de
maceración será un bonito color rojo con reflejos rosas. Sin embargo tras uno o
dos meses en la botella veremos cómo el reflejo rosa desaparece y toma una
tonalidad rubí. En pocos meses más el color irá adquiriendo tonos tejas y en
dos años tendrá un color claramente pardo, marrón.
Por
tanto si encontramos un color marrón en un pacharán la causa es simplemente que
ha pasado bastante tiempo desde que ese pacharán se elaboró y su color ha ido
oxidándose. Nos ocurrirá, por ejemplo, si no tomamos mucho pacharán en casa y
hemos conservado una botella en el mueble del salón durante dos años. Y en este
caso el color será bastante marrón porque en el salón de casa hay muchas
oscilaciones de temperatura: hasta 28 grados al mediodía o durante la tarde,
fresco durante la noche... y estos cambios hacen que la oxidación sea mucho
mayor.
Inmediatamente
se nos puede ocurrir otra pregunta: ¿cómo hay que conservar el pacharán?