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Pacharán BAINES: viviendo del pasado

Parece que hoy en la cena con la cuadrilla todos queremos esquivar los asuntos de actualidad. Con Trump, las guerras, la destrucción del clima y medio ambiente, la política nacional… casi parece mejor hablar del pasado. Y, a falta de experiencias de mili, nos da por hablar de nuestros hobbies.

Enseguida nos damos cuenta de que con los hobbies también hablamos en pasado: porque las aplicaciones móviles, las plataformas de streaming, el gimnasio y los videojuegos ya no dejan tiempo para aficiones. Lo de ir a clases de pintura o guitarra, hacer maquetas o dioramas, incluso los coleccionables son cosa de otros tiempos. 

Pacharán BASARANA: un amargo recuerdo

He de reconocer que cuando me apunté al curso gratuito de emprendedores del Club de Marketing no tenía mucha confianza porque todavía tenía en la memoria una frase de Bucay leída en un semanario: nada bueno es gratis. Y, aunque este personaje no me guste mucho, la verdad es que la gente que dice muchas cosas termina acertando con alguna.
Pero no fue está la ocasión: fue un curso entretenido y, aunque poco de lo escuchado podré aplicar al blog, por lo menos me permitió arrancar esta entrada.
El caso es que estoy en el curso y el ponente nos dice que el primer objetivo cuando estamos llevando un negocio es que nuestra oferta sea clara: lo contrario hará dudar al cliente, le dejará confuso y alejará su decisión de compra. Como todo lo trato de aplicar a mi terreno pienso que esto, al menos, lo tengo logrado: el mismo título del blog dice lo que ofrezco. Y pienso que en el mundo del pacharan todo es tan sencillo que la oferta siempre es muy clara y no hay lugar a la confusión.
Pero en ese momento recuerdo que he ido retrasando el momento de catar el pacharán Basarana. Y recuerdo la razón que ha impedido que una botella de Basarana llegara a la mesa de cata: la confusión. Y es que bajo una misma marca, Basarana,  hay tanta variedad de productos y formatos que resulta difícil saber qué está comprando uno. Nos encontramos con pacharán Basarana etiqueta blanca, pacharán Basarana etiqueta negra, licor Basarana 20 con etiqueta azul, licor de endrinas Basarana 20 con etiqueta marrón en botella de anís…
Hoy al terminar el curso me paso dedicido por un supermercado y, aprovechando que tiene poca variedad y sólo tengo que elegir entre etiqueta blanca o negra, me decido por el que debería tener más calidad, Basarana Etiqueta Negra. Siempre ha sido así hasta donde yo recuerdo: la etiqueta negra se utiliza como sinónimo de calidad o alta gama.

Pacharán ZOCO: conozco otro mejor

Siempre he pensado que el poder de la sugestión es algo digno de atención. Lo podemos describir como una idea preconcebida que se nos queda tan grabada como para forzarnos a tomar decisiones contrarias a las que tomaríamos aplicando un criterio racional. Y la fuerza que ejerce es tan grande que nos influye al valorar cualquier cosa durante nuestra vida: marcas de yogur, de vino, electrodomésticos, teléfonos o coches, la marca blanca de una tienda de alimentación, el pueblo o ciudad donde vivimos, nuestros propios hijos…
A mí me ocurre siempre que voy al supermercado: me pongo frente al lineal y valoro las marcas que veo no por su calidad (en la mayor parte de los casos la desconozco puesto que no las probé) sino por la opinión que me merecen y que sólo está basada en los prejuicios o ideas preconcebidas en que se basa mi sugestión.
Y eso es lo que me pasa hoy cuando me enfrento al lineal de licores del supermercado. Veo las marcas de pacharán y tengo una clara idea de cada una de ellas… aunque he de reconocer que no todas probé. De entre todas ellas la que genera más mensajes en mi cerebro es Pacharán Zoco, el más presente en el mercado. Cojo la botella y mi sugestionado cerebro enseguida me dice que hay otros mejores. Da igual que hace años que no lo tome o incluso que nunca lo haya probado: que hay otros mejores. Leo en la etiqueta que es pacharán navarro y que está elaborado sólo con endrinas navarras, pero da igual lo que me digan porque que hay otros más auténticos.
Y no sólo me ocurre a mí, pienso que esta es la respuesta más habitual cuando se habla de Zoco entre expertos en pacharán: Conozco otro mejor. Sin embargo hoy decido vencer esa fuerza que me pide devolver la botella al lineal y me la llevo para probarla en casa.

Pacharán OLATZ: el anís rojo

El primer día que vi una botella de anís del Mono roja pensé, ¿habrán sacado una línea de pacharán? Ya con la botella en la mano vi que no era pacharán sino anís y, aunque podía quedar la duda de si el anís era rojo o sólo lo era la botella enseguida me di cuenta de que la botella estaba pintada de ese color para conseguir ese sorprendente resultado para anís. Cosas del marketing, supongo.
He de decir que tampoco me habría sorprendido demasiado que El Mono sacara un pacharán: otro famoso elaborador de anises, Marie Brizard, hace muchos años que elabora su pacharán Olatz.

Pacharán BEREZKO: me lo merezco

Los amigos han insistido en que vayamos a ver bodegas y a ello hemos tenido que dedicar el fin de semana. Me gusta el vino, y bastante, pero esta afición a visitar bodegas es que no llego a entenderla: a mí de las bodegas lo que me gusta es el vino y no necesito estar donde lo hacen para disfrutarlo.
El caso es que estamos visitando Bodegas Ramón Bilbao, la tercera bodega del fin de semana en Haro, y al salir de ella descubro en la vinoteca una botella de pacharán cuya marca, Berezko Patxarana, me resulta desconocida. Me llama tanto la atención su imagen que la cojo casi con precaución: y es que estas botellas tan llamativas, ya sean de vino o de licores, suelen acabar en nada, como los fuegos artificiales.

Pacharán RUAVIEJA: un gallego en La Mancha

Me encanta hacer la compra y los días que estoy relajado le dedico un buen rato para hacerla con calma. Procuro ir a supermercados bien surtidos y comparo diferentes marcas conocidas, también marcas blancas. Con éstas suelo practicar un “juego” para investigar acerca del elaborador de cada producto de la gama blanca del supermercado en cuestión. Para ello busco los datos de registro sanitario y número de embotellador porque en ellos se identifica la provincia de elaboración. Para dar el siguiente paso es necesario tener una idea de los fabricantes de ese producto que puede haber en esa provincia, buscarlos en el lineal y comprobar si el número de registro es el mismo. Así puedes comprar un producto de línea blanca de la misma calidad que el de marca por menor precio… siempre que el fabricante haya puesto lo mismo en sus dos líneas de producto, algo que, sinceramente, yo nunca haría si fuese el dueño de una marca de prestigio.

Pacharán ETXEKO: cuando bien no es suficiente


La botella de Etxeko Patxarana es muy fácil de reconocer: vidrio verde mateado con una inconfundible etiqueta color sepia como de papel envejecido. Todos los pacharaneros la reconocemos como uno de los grandes clásicos del pacharán cuando no como uno de los mejores, de esos que se vienen a llamar premium. Por eso cuando hoy abrimos la botella lo hacemos casi con reverencia.
Servimos la copa y apreciamos un bonito e intenso color rojo. Al inclinarla distinguimos un ribete anaranjado que no le resta ningún atractivo.

Pacharán MOS DE P'AS: lo barato sale caro



La semana pasada mi amigo Santiago me trajo una botella de este pacharán porque le llamó la atención su extraño nombre en Alcampo y la compró para probarla juntos. Acertó que no la conocía al estar hecha lejos de mi tierra: y es que el pacharán está elaborado en Toledo.

Pacharán comercial: las catas del blog


Hasta ahora en el blog nos hemos dedicado a tratar de aclarar muchas cosas que nos interesan a los pacharaneros: cómo elaborar un buen pacharán casero, el por qué de las cosas que ocurren cuando lo elaboramos o conservamos en casa, qué es un anisado y cómo elaborarlo… Vamos, que hemos dejado de lado el pacharán comercial y nos hemos dedicado a nuestro pacharán casero.
Sin embargo en realidad muchos pacharaneros bebemos más pacharán fuera de casa que en nuestro hogar y, por ello, bebemos más pacharán comercial que casero. Porque a nosotros no nos engañan: sabemos que lo que nos ofrecen en muchos bares y restaurantes como casero no es más que pacharán de garrafa, hecho en un polígono industrial sin ningún cariño ni cuidado ya que nadie verá nunca ni la marca ni el nombre de quien lo elabora.
Y el caso es que si bebemos más pacharán comercial que casero… ¿por qué no hablar de él en elblogdepacharán? Y mejor aun que hablar de él, ¿por qué no probarlos?

El aroma del pacharán


El sentido del olfato es, junto a la vista, el más desarrollado: con estos dos sentidos podemos diferenciar tal cantidad de matices que dejan muy pobre al tercer sentido implicado en la cata, el gusto. Y es que frente a los sólo cinco sabores que podemos apreciar (ácido, salado, ácido, amargo y umami) son millones los diferentes aromas que podemos encontrar… aunque claro, una cosa es que esos aromas estén y otra que seamos capaces de diferenciarlos si no tenemos un buen olfato.
¿Qué podemos hacer para mejorar este sentido? Simplemente usarlo, ponerlo en funcionamiento: entrenarlo. ¿Cómo? Oliendo diferentes aromas para que nuestro cerebro sea capaz de reconocerlos cuando nuestro olfato vuelva a encontrarlos. Para ello podemos encontrar un estupendo campo de entrenamiento en un mercado bien abastecido: en él podemos oler muchas especias si hay un puesto dedicado a su venta, muchos aromas frutales y vegetales en la frutería, y recorriendo el mercado nos encontraremos con diferentes aromas de pan y pastelería, salazones, tierra y humedad en el puesto de plantas…

El color del pacharán: Turbidez

El color de cualquier objeto o líquido lo describimos a través de tres características: tonalidad, intensidad y brillo. Hablemos hoy del brillo y de su opuesto, la turbidez.
Y es que muchas veces vemos los líquidos turbios: el agua del río cuando ha llovido mucho y lleva riada, un vaso que ha contenido leche cuando lo llenamos de agua… Estos líquidos los vemos turbios porque tienen sólidos en suspensión que no dejan pasar la luz: la reflejan o refractan en diferentes ángulos de forma que la luz no puede atravesar recta el líquido. Las partículas sólidas reflejan todos los colores de la luz que no absorben y lo hacen en todas las direcciones de forma que una parte de la luz se refleja muchas veces dentro del líquido. Esto hace, por un lado, que no veamos al través de estos líquidos (la luz no pasa y por lo tanto nos queda velado lo que hay detrás) y por otro que lo veamos con ese aspecto turbio, como mateado o blanquecino. En función de la cantidad de sólidos lo veremos con diferentes niveles de turbidez que, de menos a más, sería: brillante, tomado, opalescente, jaro, lechoso, turbio.
Evidentemente cuando un líquido está muy limpio, sin sólidos en suspensión, lo veremos brillante porque toda la luz pasa a su través. Su color se verá nítido, bonito, y la luz dejará reflejos en él como si realmente brillara.
Sin embargo cuando un líquido está turbio se ve con poco color, bastante pálido. Nos ocurre muchas veces con el pacharán que hacemos en casa: no se ve brillante al separar las endrinas pero si lo dejamos decantar y lo filtramos el pacharán se verá limpio y… con más color que antes. ¿Por qué ocurre esto?

El color del pacharán: Intensidad


El color de cualquier objeto o líquido lo describimos a través de tres características: tonalidad, intensidad y brillo. Prestaremos hoy atención a la intensidad.
Recordamos de las clases de física del instituto que cuando la luz atraviesa los líquidos éstos se verán más o menos coloreados en función de la cantidad de luz que absorban. Esto nos lo explicaban así porque es más sencillo de entender pero en realidad sabemos que el color de los objetos es el de la luz que reflejan y lo mismo ocurre en los líquidos: son del color de la luz que no los atraviesa, del color de  la luz que reflejan (ver la entrada anterior, la tonalidad). Y cuanto más cantidad de luz de ese color reflejen los veremos con mayor intensidad de ese color.

El color del pacharán: la tonalidad

El color de cualquier objeto o líquido lo describimos a través de tres características: tonalidad, intensidad y brillo.
La tonalidad o tono es por tanto una de las cualidades fundamentales del color. Se puede definir como el grado en el que un estímulo es idéntico o difiere de los colores primarios (rojo, amarillo y azul). Así, el color predominante en el pacharán será el rojo pero tendrá una tonalidad diferente en función de cómo se separe del rojo puro por la mezcla con los otros colores primarios.
Pero antes de avanzar más en el color del pacharán recordemos lo aprendido en las clases de ciencias: los objetos absorben radiaciones solares y en función de cuáles reflejen los veremos de un color o de otro. Así, si una superficie no absorbe ningún color y refleja toda la radiación la veremos blanca. Si no absorbe el color verde y lo refleja lo veremos verde. Sin embargo si un objeto absorbe toda la radiación solar lo veremos negro porque no refleja ningún color.

Cómo catar pacharán

Hace tiempo que las catas han transcendido el mundo del vino y se aplican a cualquier producto: quesos, aceites… y, por qué no, pacharán. Aun así todavía puede sorprendernos una cata de pacharán porque pocos pacharaneros se han enfrentado a cuatro o cinco copas de distintos pacharanes para comparar sus carácterísticas. Y, sin embargo, cuantos lo hemos hecho nos hemos sorprendido por las grandes diferencias que podemos encontrar y, cuando es a ciegas, también por la diferencia entre la valoración objtetiva de la subjetiva que teníamos de cada pacharán antes de catarlos.
Nos disponemos a entrar en elblogdelpacharán en este tantas veces odioso terreno de las comparaciones que son las catas, pero lo vamos a hacer respondiendo en primer lugar a una pregunta: ¿cómo se cata un pacharán? Responderemos de forma breve ya que pocas diferencias técnicas hay respecto a la cata de vinos.  Por ello daremos por supuesto que todos conocemos, por ejemplo, los sabores fundamentales y otros conocimientos básicos y nos centraremos directamente en cada una de las fases de cata aplicadas al pacharán.

Curso de cata

Me he apuntado a una cata de vinos. Sí, otra  vez, y ya no sé ni cuántas llevo. Quizás por eso el principio me suena a déjà-vu: otra vez me cuentan las fases de la cata, cómo agitar la copa, lo de los aromas primarios, secundarios,…
Por fin ya estamos catando los vinos y, como en otras catas anteriores, me vuelvo a sentir extraño entre tantos aromas. El enólogo que dirije la cata comenta que el vino tinto que ahora agito y huelo en la copa tiene “aromas minerales”; yo ya estoy a punto de preguntar qué son los aromas minerales y a qué huelen y si huelen igual todos los minerales y… pero entonces me fijo que el resto de participantes hace gestos y sonidos de aprobación. “Sí, sí, es verdad, yo también los encuentro” me escucho decir para no significarme.