El color de cualquier objeto o líquido lo describimos a
través de tres características: tonalidad, intensidad y brillo. Prestaremos hoy
atención a la intensidad.
Recordamos de las clases de física del instituto que
cuando la luz atraviesa los líquidos éstos se verán más o menos coloreados en
función de la cantidad de luz que absorban. Esto nos lo explicaban así porque
es más sencillo de entender pero en realidad sabemos que el color de los
objetos es el de la luz que reflejan y lo mismo ocurre en los líquidos: son del
color de la luz que no los atraviesa, del color de la luz que reflejan (ver la entrada anterior, la tonalidad). Y cuanto más cantidad de
luz de ese color reflejen los veremos con mayor intensidad de ese color.
Aplicado al pacharán: vemos el pacharán rojo porque tiene
unas moléculas, antocianinas, que reflejan la parte roja de la luz y por eso
los vemos del color que reflejan, del color que “emiten”.
¿Por qué hay pacharanes que se ven muy rojos? Muy
sencillo: tienen muchas moléculas que no dejan pasar este color y lo reflejan. Esto es así porque
se han utilizado muchas endrinas para elaborarlo (lo reconoceremos por una
acidez muy alta) o porque las endrinas estaban muy maduras (en este caso nos
aportarán una acidez equilibrada y una agradable presencia afrutada después del
trago).
Pero la intensidad no sólo depende de la proporción de
moléculas en el líquido, también va a depender de la cantidad de líquido: si
ponemos un dedo de pacharán en una copa hay pocas moléculas que reflejan la luz
roja se verá menos rojo, menos intenso, que si la llenamos hasta la mitad.
Os propongo realizar una sencilla prueba que nos permitirá
comprobar hasta qué punto esto es importante. Para ello ponemos dos dedos de
pacharán en dos vasos relativamente estrechos; al tener la misma cantidad
veremos los dos colores idénticos. Añadamos ahora otros dos dedos de pacharán a
uno de los vasos; si miramos el color a través de los vasos veremos el mismo
color pero si los miramos desde arriba sobre un fondo blanco veremos claramente
cómo la segunda copa tiene bastante más color que la que tiene menos pacharán.
Queda clara la importancia de servir idéntico volumen en las copas cuando
queramos hacer una cata comparativa: una mayor cantidad en una de ellas nos
hará apreciar mayor intensidad en ella.
Continuemos nuestra prueba: primero igualamos de nuevo la cantidad de pacharán en los dos vasos. Y ahora en uno de ellos añadimos dos dedos de agua. Si observamos el color a través del vaso comprobaremos que, efectivamente, el color ha disminuido… algo así como la mitad. Pero si miramos los dos vasos desde arriba sobre un fondo blanco comprobaremos que la intensidad es idéntica en los dos vasos. El truco es claro: hemos diluido a la mitad un vaso vaso por lo que al observarlo en dirección perpendicular observamos menos color. Pero si lo observamos desde arriba la luz pasa por el doble de líquido que en el vaso sin diluir por lo que al final los rayos de luz se encontrarán con el mismo número de moléculas al atravesar los dos vasos.
En función de la intensidad del
color que apreciemos en cada pacharán que catemos utilizaremos para describirlo
adjetivos tan sencillos como color intenso, medio, pálido, bajo, acuoso.
¿Has leído toda la serie dedicada a la cata del pacharán? Aquí tienes los enlaces: