La
elaboración de pacharán es una tradición muy familiar. Y de la misma manera que
cada familia hace de forma distinta el arroz de pollo lo mismo ocurre con el
pacharán: hay quien le añade canela, quien le añade granos de café, o unas
hojas de tila, o unas flores de manzanilla, un chorro de orujo, cáscaras de
naranja...
Pero
tienes que tener en cuenta que al final el pacharán sabrá distinto en función
de lo que hayas añadido. Y cuando digo distinto no sólo quiero decir que serán
distintos entre ellos... sabrán a otra cosa en lugar de saber a pacharán.
Así,
si añadimos una pequeñita rama de canela a una botella de pacharán el aroma y
sabor tendrán una inconfundible presencia de canela. Y es un aroma tan intenso
y diferenciador que nada más llevarnos la copa a la nariz distinguiremos su
presencia... nos sabrá a canela y no a pacharán.
Lo
mismo ocurre con el café, las cáscaras de naranja... sea lo que sea lo que
añadamos hará que no sepa a pacharán y nos estaremos alejando de nuestro
objetivo incial: hacer un buen pacharán.
Por
ello la respuesta es clara: no debemos añadir nada que confunda el aroma y
sabor del pacharán. Utiliza sólo arañones (endrinas) y anisado; eso sí, procura
que tengan la mejor calidad.