Pacharán y digestión


Terminamos la comida y, como hoy tenemos tiempo, nos quedamos un rato de sobremesa disfrutando de la copa de pacharán navarro. Un compañero comenta que se le está quedando frío el estómago. Españolito fino, después de comer frío le replica enseguida otro. A ver si vas a tener un corte de digestión. ¿Corte de digestión? Eso no existe, es un mito urbano… Y ya está abierto el debate.
Hoy parece necesario aplicar un poco la lógica. Porque más allá de creencias populares quizás para saber si es o no un mito deberíamos analizar qué ocurre durante la digestión. Pensemos en primer lugar en cómo es la digestión, un proceso muy complejo que absorbe gran parte de las energías del cuerpo mientras se realiza. Durante la digestión se producen complejos procesos bioquímicos en estómago, hígado, riñones… No es de extrañar que una buena parte parte de la actividad del cuerpo esté dedicada a desarrollarla; por ejemplo, la circulación sanguínea está fundamentalmente centrada en el estómago y órganos implicados. La razón: por un lado para transportar lo necesario para que podamos digerir los alimentos y después aprovechar los compuestos resultados de ella, pero también para aportar el calor necesario para que la digestión transcurra sin problemas. Por ello es conveniente mantener una hora de baja actividad tras la comida y mantener el calor en el estómago. De ahí el dicho españolito fino después de comer, frío porque esa necesidad de calor que tiene el estómago nos la comunica así, dándonos una sensación de frío para que lo abriguemos... y para que nuestro cerebro le envíe más sangre.
Busquemos ahora las causas de lo opuesto: la indigestión. El llamado corte de digestión se ha relacionado siempre con bañarse después de comer. Apliquemos de nuevo la lógica: hemos visto que durante la digestión la circulación sanguínea está centrada en el aparato digestivo. ¿Qué ocurre si en esa situación nos zambullimos en una piscina de agua fresca? Repentinamente se nos enfría toda la superficie del cuerpo y ello obliga a que nuestro sistema circulatorio comience a bombear sangre por todas las venas periféricas para contrarrestar el frío y calentar la piel. Ello supone, por un lado, un rápido enfriamiento de la sangre pero, sobre todo, una disminución imprevista de sangre en el aparato digestivo. Por esta razón llega menos sangre al estómago y la que llega está más fría de lo normal.  Y el estómago se enfría y, por ausencia de sangre, puede llegar a pararse la digestión de los alimentos  produciéndose lo que denominamos corte de digestión, que normalmente se presentará en forma de vómitos y un fuerte dolor de estómago durante toda la tarde.
Si, por el contrario, nos mantenemos en la mesa y aprovechamos ese rato para disfrutar de una copa de digestivo pacharán conseguiremos el resultado opuesto. El reposo hace que la circulación sanguínea pueda estar centrada en el aparato digestivo. Y el alcohol de nuestra copa aportará sus efectos vasodilatadores para aumentar el paso de sangre hacia el estómago. Porque esa propiedad vasodilatadora del alcohol hace que se amplíe el diámetro de las venas de forma que un mayor volumen de sangre pueda pasar por ellas.
Hemos encontrado así parte de las razones por las que el pacharán es un buen digestivo. La primera, sus propiedades vasodilatadoras. Segunda, su consumo a sorbos en la mesa, ayudándonos a mantener ese reposo tan conveniente para la digestión. Y aun nos faltan las más importantes: todas las propiedades digestivas que lo convirtieron en un jarabe para el dolor de estómago hace más de 500 años.
Así que ya sabes: después de comer reposo. Y nada de frío. Y una copa de pacharán.

Feliz digestión.