La
visita que hace poco realicé en Dicastillo a Bodegas Palacio de la Vega, cuna del Pacharán Zoco, no tuvo desperdicio:
descubrir una finca histórica totalmente desconocida para casi todos, aprender
sobre el endrino, el pacharán,…
Y
quedaron entre medio más detalles que poco a poco van volviendo a mi memoria.
Como la pregunta que uno de los asistentes realizó durante la cata, sorprendido
porque en la degustación apreciaba el pacharán Zoco más de lo que su cabeza le
decía que tenía que gustarle. Por eso no puede evitar la pregunta, ¿por qué
Zoco tiene mala fama? Y, con cara de pesar, nuestro guía nos explica la
historia “negra” de la marca.
Nos
habla de finales de los años 70, años en los que Zoco era la marca más vendida
en Navarra y País Vasco: se podía encontrar en todos los bares y todo el mundo
lo apreciaba. Y de cómo aquellos años una multinacional francesa se hizo con la
mayoría del accionariado de la hasta entonces empresa familiar.
Mala
suerte que coincidiera con los años más duros del terrorismo de ETA, que también fueron los años del boicot promovido contra los productos franceses: la
marca de pacharán pasó a encabezar los panfletos en los que se pedía no
consumir productos participados por capital francés junto a marcas de coches y
los polos de Lacoste. Fueron aquellos
los años de más miedo: el terrorismo más activo que nunca, la presión en la
calle amenazando a quien tuviera ese pacharán en el bar… Una presión que llegó
a aparecer reflejada en las noticias: en el barrio de San Jorge de Pamplona
incendiaron un camión que llevaba el logotipo de Zoco. La misma suerte
corrieron en 1988 otras firmas afectadas por 47 atentados, la mayor parte
concesionarios de coches. Peor la persona que perdió la vida en 1986 tras estallar un
artefacto colocado en un supermercado de la cadena Pryca en Oyarzun.
Nos
cuentan que el resultado del boicot fue terrible y a punto estuvo de llevar a
los trabajadores, tan navarros como el pacharán, al paro: en un año la marca
pasó de ser la primera a ser la séptima en ventas… y bajando.
Aquella
situación de boicot ya pasó, también el miedo y la presión desmedida hacia quien
expresa ideas distintas o simplemente independientes. Pero la imagen de la
marca quedó dañada en un mercado tan competitivo y emocional como es el del
pacharán.
Y
todavía hoy muchos recordamos que algo pasaba con Zoco. Y que por alguna razón,
ya perdida en nuestra memoria o que
incluso nunca llegamos a conocer, no debería gustarnos.
Tras
escuchar la triste historia de Zoco los asistentes a la visita nos quedamos con
la misma idea, lo sé porque lo comentábamos mientras paseábamos por la bodega:
cuánto daño que no conocemos habrá producido el miedo y la presión no sólo a
personas, también a negocios y marcas.
Pero
estamos en tiempos de recuperación de los damnificados, de reparación de los
daños en uno y otro lado… Quizás sea el tiempo de limpiar esa pátina negra que,
en nuestra memoria, sigue manchando algunos productos y reconocer, también
para las marcas y negocios, el daño causado durante tantos años de presión y miedo.
Por
eso esta noche hago mi particular homenaje a este pacharán navarro, 100% Navarro
como ellos continuamente afirman durante la visita y recuerdan en su etiqueta,
tomándome una copa de Pacharán Zoco a pequeños sorbos, como a mí me gusta.
Y
con cada sorbo disfruto mi alegría por lo lejos que van quedando aquellos
tiempos oscuros.
Los carteles son de finales de los años 70. Podéis encontrar éstos y muchos mas en el interesantísimo blog http://lagaseosayelsifon.blogspot.com.es