Umami

La semana pasada hice una cata y en ella me hicieron recordar cosas que ya casi tenía olvidadas. “¿Cuántos sabores hay?” nos preguntaban, “Cuatro” respondíamos todos: “salado, ácido, dulce y amargo”. Dónde se detectan, por qué,...
El fin de semana siguiente teníamos comida familiar y lo recordaba con ellos mientras tomábamos una copa de pacharán navarro. Por eso se me ocurrió poner a pruena a mis sobrinos. “¿Cuántos sabores hay?” Daniel fue el más rápido en contestar: “Cinco”. “¿Cinco? ¿Cuáles?” “Muy fácil: salado, dulce, ácido, amargo y umami”. “¿Umami, qué es eso?” “Un sabor”.
Se me quedó esta conversación y de vez en cuando durante la semana ha vuelto a darme vueltas en la cabeza. No porque me sorprendiera el umami, ya había oido hablar de él. Pero sí me sorprendía que ya se asumiera como un quinto sabor de una forma tan clara, y además por un niño de ocho años. Y es que esa es la realidad: ya se enseña a los niños un quinto sabor que no existía cuando quienes tenemos mediana edad estudiábamos en el colegio.
Entonces me dí cuenta de que en realidad el umami es algo más que un sabor: es un salto generacional. Sí, es el quinto sabor, pero lo importante es que lo desconocemos casi todos los adultos pero “se lo sabe hasta un niño de 8 años”.
Desde entonces no puedo dejar de pensar que, seguramente, el umami es sólo la punta de un iceberg que por ahora sólo llegamos a vislumbrar. Sí, seguro que vamos a descubrir muchos “umami”.