Pacharán y dolor de estómago


Estoy en casa después de cenar en lo que llamo mi momento pacharán: sentado en el sillón escucho música mientras disfruto de mi pacharán navarro a pequeños sorbos, como a mí me gusta. Hoy ha hecho bastante calor, por eso me tomo mi pacharán en un vaso ancho con hielos que agito al ritmo de la música.
Noto el estómago un poco pesado después de la cena, algo más abundante de lo habitual. Por eso me acuerdo de la anécdota de Ainara. Cuenta que el sábado estaba de cena con unas amigas pero tenía mal el estómago y ella prefirió no comer nada. Al final de la cena una de las amigas la convenció de tomar un chupito de pacharán: le mejoraría el estómago. Ainara no confió mucho en el consejo pero como había decidido irse a casa pensó que no tenía nada que perder.  Y todavía hoy está sorprendida de que el pacharán le mejorara el estómago y de que, ya recuperada, pudiera quedarse unas horas con sus amigas.
Doy un sorbo de pacharán y mientras lo saboreo me parece que lo sorprendente es que todavía hoy se están descubriendo las propiedades curativas del pacharán. De acuerdo que no lo explican en los libros de historia ni en los manuales de medicina pero, aun así, pensaba que ya todos sabíamos que el pacharán comenzó a tomarse hace más de 500 años para el dolor de estómago y a cucharadas, como cualquier otro jarabe. 
Pensando en ello doy el último sorbo a mi copa de pacharán y me voy a la cama con la seguridad de que, a pesar de lo abundante de la cena, el estómago no me molestará durante la noche.