Como todas las mañanas llego muy temprano a la entrada del túnel del Perdón. Veo en la zona de aparcamiento un camión quitanieves parado, esperando. Había olvidado que hoy también anuncian riesgo de nevada y piden precaución en las carreteras. El frío no lo había olvidado, imposible olvidarlo con el abrigo puesto dentro del coche.
Al ver el quitanieves pienso que no es el único que espera la nieve. La espera también la presentadora del telediario que vi desayunando: nieve a cualquier altura ha anunciado. Mucha nieve es esa, pienso.
Es curiosa la afición de los telediarios a la nieve. El día anterior nevó en una sierra de Madrid y hasta allí se fue la unidad móvil para dar la noticia, con la reportera equipada para subir el Aneto dando la noticia de la nieve con un fondo de montes verdes. Parece que la espera está empezando a crear ansiedad, pensé.
Más problemas está creando la espera en las estaciones de esquí según cuentan en los periódicos. La crisis ya las tenía contra las cuerdas y, ahora, un invierno cálido y seco al principio, después gélido pero también seco en febrero, los mantiene mirando al cielo desde hace meses a ver si nieva.
También esperan la nieve los agricultores. La nieve, el agua, cualquier cosa húmeda que caiga del cielo. Esperando se les pasó el otoño y se está pasando el invierno.
Anoche vi en el ordenador la previsión del tiempo para la semana próxima. Daban probabilidad de nieve para hoy y para dentro de tres días. Pero no sé, las nubes no las pintaban muy oscuras. Algo me dice que seguiremos esperando.