Miradas

Hoy estoy tomando la copa de pacharán en mi bar preferido. Me gusta este bar porque no hay televisión y siempre puedes escuchar música, además a un volumen que permite mantener una conversación.
A esta hora de la tarde no hay mucha gente pero la barra está ocupada; yo encontré un hueco al fondo y allí tomo mi copa a pequeños sorbos, como a mí me gusta.
Echo un vistazo al periódico por fuera, portada y última página, pero nada me interesa así que no lo abro. Levanto la vista y mi mirada se cruza con la de una chica al fondo de la barra; mantenemos la mirada unos segundos, casi llego a esbozar una sonrisa pero... menos mal que no sonreí: ya dejó de mirar.
Curiosa sensación esta de cruzar una mirada con una extraña, hay ocasiones en que parece que algo se transmita por el aire, casi puede sentirse. Como hoy. 
Me he quedado algo nervioso. ¿Habrá sentido ella algo? Doy vueltas a mi copa, miro cómo el pacharán gira y moja las paredes, me entretengo así porque no me atrevo a levantar la mirada. Sé que si la levanto mi vista volverá a dirigirse a la chica. 
¿Y si me está mirando? No sabría qué hacer, mantener la mirada, sonreír, volver a bajar la vista rápidamente... 
¿Y si no mira? Claro, porqué iba a volver a mirarme, lo mismo estaba mirando a alguien detrás mío. Ahora sí que levanto la vista pero para mirar al otro lado: no allí no hay nadie, estoy al extremo de la barra.
Doy el último sorbo de pacharán y me despido del camarero. A ver cómo hago ahora para salir del bar, allí al fondo estará la chica. ¿Qué hago? ¿Dónde miro? Mejor al suelo, sólo me faltaría tropezar y caer encima de ella.
Llego a su lado, miro de reojo y... donde ella estaba sólo queda una taza vacía que el camarero ya está recogiendo.