Malos tiempos para las endrinas



Como todos los años hemos salido desde primeros de octubre a buscar nuestras endrinas. Ya nos habían avisado que este año hay pocas: heladas, sequía, altas temperaturas... sumamos más razones que ningún otro año para explicar la escasez de frutos. 

Sin embargo, este año nos hemos sorprendido por la facilidad con que esta vez encontramos los endrinos que sí los tienen: acostumbrados a tener que buscar las endrinas, ocultas y protegidas por hojas y pinchos, este año vemos los endrinos como manchas azules sobre un fondo de ramas y hojas secas. Las endrinas, totalmente expuestas, muestran su color azulado sobre las ramas del endrino desnudo, recordándonos a los árboles de kaki cuyos frutos alcanzan la madurez en árboles ya sin hoja. 

Y nos preguntamos: ¿Qué ha provocado esta defoliación tan temprana en los endrinos? La primera opción es pensar en la sequía. Pero claro, también los años anteriores hubo mucha sequía y los endrinos mantuvieron las hojas. 

Encontramos la mejor explicación en las altas temperaturas de este largo, todavía inacabado verano en el momento de escribir esta entrada a finales de octubre. Temperaturas que han superado los 40 grados con muchos, demasiados días, superando los 35. 

¿Cómo llevan nuestros endrinos estas altas temperaturas? Recordemos primero cómo reaccionamos a ellas los humanos: cuando hace calor el cuerpo se calienta y necesitamos refrescarlo; para ello generamos sudor y su evaporación nos enfría la piel: este es nuestro sistema de refrigeración. 

Las plantas podrían reaccionar igual: con el calor perderían agua por evaporación y se refrescarían... pero enseguida quedarían secas por la falta de agua. Por ello reaccionan de forma opuesta: cierran los estomas, las pequeñas aperturas por las que respiran y transpiran, para no perder agua. Pero al cerrarlas también dejan de “respirar”: ya no pueden intercambiar oxígeno y CO2 por lo que su actividad fotosintética se detiene. Paran todo su metabolismo y dejan de producir energía, la planta deja de crecer y los frutos dejan de madurar. Todo esto ocurre cuando la temperatura supera los 30 grados, algo que ha ocurrido durante semanas enteras este año. 

Las plantas pueden resistir en estas condiciones durante un tiempo... pero cuando se prolongan las altas temperaturas muchos días se encuentran con dificultades para sobrevivir. Y con un dilema: atender las necesidades de sus frutos o dejarlos caer. 

Y aquí sí que la reacción de los endrinos es la misma que la de los humanos: lo primordial es defender sus retoños, su descendencia, y por ello harán todo lo necesario por mantener sus frutos. Incluso la supervivencia del árbol queda a un lado antes que poner en riesgo la de sus frutos. Por ello las hojas vuelven a abrir sus estomas para producir energía, aun con la seguridad de que al hacerlo se secarán al permitir la evaporación de agua. 

Nos encontramos en el campo con una curiosa situación: los endrinos que no tienen frutos mantienen sus hojas, mientras que los que sí tienen frutos han perdido prácticamente todas como vemos en el de la fotografía. Todo por un objetivo: producir nuevas semillas y mantener la especie. 

Pero probamos estas endrinas y nos sorprende su alta acidez y astringencia para las fechas en que estamos. Y es que, a pesar de haber salvado los frutos, con la ausencia de hojas los endrinos no tienen energía para continuar con la maduración y por ello las endrinas mantienen las sensaciones de verdor de septiembre. El arbusto dedica sus últimas energías a los frutos, pero no son suficientes por lo que éstos no maduran y enseguida comenzarán a pasificarse, perdiendo poco a poco su contenido en agua hasta llegar a secarse sin llegar a madurar del todo. 

Estos endrinos llegarán al invierno sin energía y brotarán sin fuerza el año próximo, lo que sin duda supondrá una escasa producción de endrinas. 

Malos tiempos para las endrinas.