Normalmente la primera vez que alguien te da a probar el pacharán te cuenta alguna historia sobre su origen. Por ejemplo que hace cien años el pacharán se tomaba en cuchara, como un jarabe para el dolor de estómago. Que lo guardaba la madre junto a otros remedios y se lo daba hasta a los niños cuando les dolía el estómago. Y que muchas veces los niños mentían a la madre para que les diera una cucharada.
O que ya se bebía en el siglo XV y ya entonces incluso lo tomaba la reina Doña Blanca de Navarra.
Claro, al principio no haces mucho caso: eres novato en esto y tampoco es cuestión de entrar al trapo. Eso sí, piensas, el pacharán está realmente bueno: no me extraña que los niños quisieran una cucharada.
Está tan bueno el pacharán que te aficionas y al cabo de un tiempo estás en casa tranquilo, tomando una copa de pacharán, y te acuerdas de las historias que te contaban aquellos primeros días. Entonces decides investigar un poco acerca del origen del pacharán para conocer su historia, la de verdad.
Y lees que el pacharán siempre se ha tomado en Navarra como un remedio para el dolor de estómago. Lees que se tomaba como un jarabe, a cucharadas.
También encuentras que quedó escrito en los libros del convento de Santa María de Nieva que Doña Blanca de Navarra, en el año 1441, tomó pacharán para solventar un dolor de estómago.
Qué curioso, piensas. Lo que parecían historias resultó ser la historia.